Problemas del sueño post vacaciones
Hábitos irregulares
Gran cantidad de familias chilenas pueden verse enfrentadas a problemas de sueño de sus hijos escolares, quienes pueden mostrar graves dificultades para dormirse y levantarse temprano.
La causa del problema reside en que niños y adolescentes alteran su ciclo sueño-vigilia por hábitos irregulares de sueño durante las vacaciones.
Un caso ilustrativo
Javiera, de 12 años, durante los dos meses de vacaciones alteró sus hábitos de sueño tanto en la playa como en su hogar de Santiago.
Todos los días se reunía con un grupo de 10 amigos y amigas de su barrio, para jugar y conversar, turnándose en distintas casas para estas reuniones. Otras veces chateaba.
Si bien en un principio las reuniones duraban hasta medianoche, en el mes de febrero se prolongaron hasta más allá de las 02:00 AM.
Javiera se acostaba cerca de las tres de la mañana y dormía hasta las dos de la tarde. Cuando llegó marzo, los niños de este grupo presentaron insomnio severo la noche anterior al día de clases, durmiendo apenas tres o cuatro horas. La mayoría se quedó dormida en sus escritorios.
Javiera continuó con insomnio severo por más de 10 días. Dormía siestas de tres o cuatro horas.
Sus padres la llevaron al especialista, quien recomendó medidas de higiene del sueño aconsejando siestas de sólo una hora, con el fin de regularizar su ciclo de sueño.
El caso de Javiera ilustra cómo un insomnio producto de las vacaciones puede ser la antesala del síndrome de la fase retardada del sueño, que comienza –habitualmente- en la adolescencia.
Así le ocurrió a Pedro, universitario de 20 años quien, en cuanto terminaba el año de estudios, comenzaba a trasnochar hasta las tres de la mañana. Durante las vacaciones, se divertía de lunes a domingo y se acostaba al amanecer, despertando cerca de las 14:00 horas. Hoy está en tratamiento con un especialista, pues padece una forma severa del síndrome de la fase retardada.
Búhos patológicos
No fue hasta los años 70′ que la medicina del sueño catalogó como un trastorno severo la conducta de algunos individuos, popularmente llamados “búhos”, caracterizada por iniciar sus actividades pasado el mediodía, prolongándolas hasta altas horas de la madrugada.
Se denominó a esta alteración como síndrome de la fase retardada del sueño, cuyo síntoma principal es la incapacidad crónica y biológica para funcionar de acuerdo con el horario del medio ambiente y el exigido por la sociedad moderna.
Se estimaba que la alteración era congénita, pero hoy se ha comprobado que puede aparecer en niños y adolescentes predispuestos, debido a hábitos de sueño-vigilia desordenados. En especial, al hecho de acostarse muy tarde.
Secuelas: deterioro de la atención
Se estima que un 7% de la población general de adolescentes padece este trastorno que puede tener secuelas severas, como deterioros de la atención y memoria que, a la vez, pueden confundirse con un síndrome de déficit atencional, según comenta el neurólogo especialista en medicina del sueño y director médico del Instituto del Sueño, doctor Walter Avdaloff.
Sus síntomas principales son insomnio, somnolencia y mal funcionamiento social, laboral y académico, ocasionado por las dificultades para despertar temprano.
En los pacientes con un síndrome severo existe una real incapacidad de levantarse temprano, como lo exigen los horarios de colegios y trabajo.
Es habitual que el trastorno aparezca en escolares y universitarios que previamente han estudiado hasta tarde durante varias noches seguidas y en adultos jóvenes que ejercen la misma conducta por razones de trabajo.
Del mismo modo, el trasnoche de los fines de semana en diversiones se constituye en un alto factor de riesgo que puede gatillar la aparición del síndrome.
Desajuste interno
Estos hábitos irregulares, asociados a las modificaciones en el estilo de vida contemporáneo -competitivo y exigente-, alteran nuestro reloj biológico, remarca el doctor Avdaloff.
El desajuste de nuestro oscilador interno, coordinador de los ritmos del ciclo sueño-vigilia, temperatura y producción de hormonas, permite el surgimiento de varios trastornos del sueño siendo el más severo este síndrome, pues incapacita a sus víctimas para levantarse temprano.
Muchos pacientes cumplen sus obligaciones en estudio y trabajo, pero comienzan a padecer excesiva somnolencia diurna y se quedan dormidos durante sus clases y en el trabajo.
Son calificados como flojos e irresponsables por sus superiores en trabajo y estudios. Algunas veces se los cataloga como enfermos mentales.
La consecuencia más graves del síndrome es la incapacidad de los pacientes para cumplir sus funciones sociales y vocacionales. Es común que caigan en severas depresiones o se desmoralicen. Pierden sus trabajos o son expulsados del colegio por continuas faltas y atrasos.
Aunque la causa precisa de esta alteración todavía se desconoce, se sabe que está asociada a un desbalance de los ritmos circadianos: los ciclos naturales internos del humano que se encargan de regular diversos procesos psicológicos y biológicos.
Para este síndrome, precisa el doctor Avdaloff, se han diseñado tratamientos de calidad que requieren, además, de una gran motivación del paciente y la ayuda de la familia con el fin de cambiar su horario de sueño.
En los últimos años, destaca la terapéutica de la luminoterapia y la prescripción de melatonina, hormona del sueño, que permite regular el ciclo sueño-vigilia.
Es necesario, añade el especialista, que los padres tomen conciencia de la importancia de inculcar a sus hijos -desde la más temprana infancia- un horario regular de sueño. Del mismo modo, se requiere diseñar una campaña educativa a nivel de colegios y consultorios de salud que difunda las causas, características y prevención del trastorno.