Insomnio y problemas de salud asociados
Un estudio realizado por la Universidad de Toronto, en Canadá, se propuso determinar la prevalencia de los problemas de sueño en la población de ese país e identificar los trastornos asociados al insomnio.
Ya sabemos que el sueño cumple un rol importante en la mantención de la salud física y mental. Aproximadamente un tercio de nuestra vida transcurre durmiendo.
Sin embargo, el insomnio (esa impresión generalizada de no dormir bien) ocurre cuando un individuo reporta uno o más déficits de sueño, que pueden ser al iniciar el sueño o en la mantención del mismo.
Insomnio, problema común
Por otra parte, el insomnio es el problema de sueño más común que se encuentra en la población general. Se estima que entre un 10 a un 35% de la población general lo padece.
Este trastorno del sueño tiene una influencia negativa en la etapa de vigilia de las personas ya que impide un desempeño adecuado tanto social como laboral. Estos rendimientos deficitarios significan costos tanto en el nivel personal como en el de las organizaciones.
De este modo, es de suma importancia para la salud pública comprender y saber cuáles son los factores asociados con el insomnio.
Se ha relacionado al insomnio con un gran número de factores, tales como salud mental, somáticos, estilo de vida y sociodemográficos.
Los factores sociodemográficos incluyen el aumento de la edad, el género femenino, nivel bajo de educación, nivel bajo de ingresos y trabajo en turnos.
En tanto, en estilo de vida y conductas asociadas con el insomnio se incluye el sedentarismo, tabaquismo, ingesta de alcohol y cafeína, además de sobrepeso. El dolor es un factor precipitante de insomnio, asimismo, las incapacidades que se suman a las condiciones de salud como alergias, enfermedades circulatorias, diabetes, enfermedades del aparato digestivo, jaquecas, enfermedades respiratorias y desórdenes reumáticos.
Igualmente, se relacionan al insomnio trastornos mentales como la ansiedad, depresión y el estrés. Muchos estudios clínicos han comprobado estos factores; sin embargo, sólo unos pocos estudios han examinado otros factores potenciales asociados.
Investigación y resultados
El estudio informa sobre la prevalencia del insomnio en la población canadiense de 15 años y más (hasta los 75 años) e identifica las contribuciones relativas de algunos factores seleccionados que se asocian con él en este grupo.
Al ir más allá que las investigaciones previas, esta investigación ha examinado asociaciones multivariables como la sociodemografía, estilo de vida, salud física y factores estresantes con el insomnio.
Se realizó un análisis de factores y multivariables en 10.702 personas de ambos sexos. Un 24% de este grupo respondió padecer de insomnio.
Como se esperaba, la prevalencia iba aumentando a medida que la población envejecía: sólo una quinta parte del grupo entre 15 y 24 años señaló sufrir de insomnio, en tanto una tercera parte del grupo de 75 años y más lo padecía.
Sin embargo, los resultados de este estudio demostraron que la edad no necesariamente se relaciona con insomnio, pero sí se asocia al trastorno unas seis o siete enfermedades crónicas que aparecen con el envejecimiento.
Como estas enfermedades crónicas aumentan en la medida de que la población envejece, el estudio sugiere que existe una relación entre estos problemas crónicos y la edad, en primer lugar, lo que muchas veces hace asociar el envejecimiento con el insomnio.
Asimismo, se llegó a la conclusión -igual que otras investigaciones previas- de que el dolor físico fuerte se asocia al insomnio.
También se demostró lo que sugería el estudio de Ford y Kamerow (1989): el incremento del riesgo de experimentar insomnio en aquellos individuos que ya no pertenecen a la fuerza laboral.
No se encontró, sin embargo, una asociación entre insomnio y trabajo de turnos, aunque este tipo de trabajo está clasificado como un desorden del ciclo sueño-vigilia. Puede ser que aquellos trabajadores en turnos acepten el insomnio como una consecuencia inevitable de su estilo laboral, lo que se traduce en un subreporte de insomnio.
En cuanto a los factores relacionados con el estilo de vida, el estudio encontró que el hábito de fumar incidía en insomnio.
Se comprobó asimismo que el estrés gatilla insomnio. El estrés puede estar relacionado con dificultades psicológicas fundamentales que dificultan o interfieren con el sueño.
Hallazgos para una mejor comprensión
El aporte de esta investigación está en develar que el envejecimiento per sé no se relaciona con un alto riesgo de insomnio. Así, este trastorno no debería ser considerado un componente normal del paso de los años.
La presencia de enfermedades circulatorias, digestivas, respiratorias, alergia, jaqueca y desórdenes reumáticos muestran las elevadas asociaciones del insomnio junto al dolor, estrés vital, y poca satisfacción con la propia salud.
Estos hallazgos enfatizan la importancia de reconocer en el diagnóstico y tratamiento del insomnio las enfermedades crónicas, el dolor y el estrés vital.
Así, se requiere de más investigación con el fin de recabar estos datos, lo cual facilitaría el examen de la cronicidad y severidad del insomnio y su relación con cada uno de los factores explicativos relacionados.
Resumen del trabajo de Deborah A. Sutton MS. Harvey Moldolsky MD, Elizabeth M. Badley PhD. Universidad de Toronto, Centro de Sueño y Cronobiología y otros. Publicado en revista Sleep, Vol 24, Nº 6.2001.