Narcolepsia, esperanza de una cura

¿De qué se trata?

El descubrimiento del neurotransmisor hipocretina/orexin involucrado en los síntomas de la narcolepsia, abre nuevos caminos hacia la cura definitiva de este trastorno del sueño incapacitante que tiene devastadores efectos psicosociales en sus víctimas, principalmente adolescentes y adultos jóvenes.

La narcolepsia, severo trastorno del sueño, es bastante frecuente: afecta a un 0,03 al 0,1 de la población general.

Según informes de clínicas de sueño de Norteamérica, es la segunda causa de severa somnolencia diurna después de la apnea obstructiva del sueño.

Estudios epidemiológicos señalan una incidencia de 0,2 a 1,6 por mil en los países europeos, Japón y Estados Unidos.

Es un trastorno subdiagnosticado debido a la tardanza de los pacientes en consultar a un especialista. Un gran porcentaje lo hace muchos años después del inicio de los síntomas, considerando como no patológica a la severa somnolencia diurna que padecen.

Un estudio reciente demostró que la mayoría de estos enfermos consultaba 14 años después del comienzo de la enfermedad.

Caso clínico decidor

El caso de Leticia, secretaria de 26 años, ejemplifica este subdiagnóstico.

Al entrar en la adolescencia, Leticia comenzó a padecer una extraña somnolencia diurna y a los 16 experimentó crisis bruscas de sueño durante el día. Se dormía en clases, lo que dificultó sus estudios.

Soñaba con ir a la universidad, pero la somnolencia y las crisis de sueño la obligaron a elegir una carrera corta, secretariado, que duraba dos años.

Su experiencia laboral fue traumática. Obtuvo un trabajo a los 20 años, pero en horas de oficina empezó a desmayarse: en estos episodios caía al suelo, golpeándose las rodillas con una aparente pérdida de conocimiento. Debió renunciar.

Luego se casó y tuvo un hijo. Logró otro trabajo a los 24 años, pero los desmayos y las crisis de sueño se hicieron más frecuentes.

Consultó a un médico general quien sospechó de una posible epilepsia, derivándola a un neurólogo, quien la descartó.

Renunció al trabajo, pero los desmayos se hicieron más frecuentes en casa. Ocurrían cuando experimentaba emociones fuertes por eventos negativos o positivos, como enfermedades de su hijo o celebración de fiestas por cumpleaños y aniversarios de boda. Estos desvanecimientos le impedían trabajar en una oficina y realizar sus labores domésticas. Su relación conyugal empezó a deteriorarse. Consultó a otro neurólogo. Este la derivó a un especialista en medicina del sueño, quien luego de efectuar exámenes especializados diagnosticó narcolepsia.

Fue tratada con metilfenidato y antidepresivos tricíclicos que mejoraron los síntomas de somnolencia diurna, disminuyendo la frecuencia de desmayos, síntomas típicos de una cataplejia.

Al año, Leticia volvió a trabajar por medio día en una oficina logrando una adecuada reinserción social y mejorando además su relación conyugal.

Enfermedad dramática

narcolepsia esperanza de una cura«La narcolepsia es una enfermedad dramática”, señala el doctor Walter Avdaloff, neurólogo y director del Instituto del Sueño. No sólo incapacita al paciente en el área laboral y relacional, sino que lo hace más propenso a accidentes de trabajo y de tránsito.

Los síntomas principales son severa somnolencia diurna y una etapa del sueño REM (sueño paradójico con movimiento rápido de los ojos) anormal que se traduce en cataplejia, alucinaciones hipnogógicas y parálisis del sueño.

En general, los enfermos manifiestan uno solo o una mezcla de los mismos que se presentan, algunas veces, acompañados de conductas automáticas y sueño nocturno fragmentado.

La enfermedad afecta por igual a hombres y mujeres, aunque se observa una mayor incidencia en el sexo masculino.

Síntoma aterrador es la parálisis del sueño. El paciente despierta y es incapaz de moverse y hablar por unos cuantos minutos.

En tanto, las alucinaciones hipnogógicas consisten en visiones oníricas auditivas o visuales, al despertar.

La cataplejia, que es la única característica de narcolepsia y permite diagnosticarla claramente, consiste en una disminución del tono muscular voluntario. Es un equivalente patológico de la atonía que acompaña al sueño REM o paradójico. Sobreviene en episodios repentinos y el paciente, en casos severos, puede desplomarse en el suelo.

La cataplejia es gatillada por emociones fuertes como risa excesiva, explosiones de rabia o por un evento sorpresivo que cause impacto emocional. Aún se ignora su etiología precisa, comenta el doctor Avdaloff.

Se sospecha, sin embargo, que la narcolepsia se relaciona con fallas genéticas y es una enfermedad familiar. Se ha comprobado una asociación con el haplotipo HLA DR2, DQ1; pero falta más investigación, pues se piensa que hay otros factores del medio ambiente y genéticos implicados.

Se diagnostica con polisomnografía del sueño y test de latencias múltiples, el cual confirma si la severa somnolencia diurna corresponde a una narcolepsia, diferenciándola así de las asociadas a la apnea obstructiva y a otras alteraciones del sueño.

El tratamiento incluye farmacoterapia, terapia conductual e higiene del sueño cuyos objetivos principales son controlar la excesiva somnolencia diurna.

Se utilizan fármacos psicoestimulantes, entre ellos el modafinil, que es un agente selectivo que promueve la vigilia.

Para la cataplejia se emplean antidepresivos tricíclicos que aminoran la frecuencia de los ataques y su severidad.

Orexin: camino de esperanza

Estudios científicos recientes han demostrado que la hipocretina/orexin, un neurotransmisor descubierto hace poco, cuyos receptores están ubicados en las neuronas del hipotálamo, se asocia con la modulación del sueño y está estrechamente ligado a la narcolepsia, remarca el doctor Avdaloff.

El descubrimiento del orexin es esperanzador para los enfermos de narcolepsia, pues ha dado lugar a la formulación de nuevos fármacos que restauren el desequilibrio de los receptores de orexin y norepinefrina y otros sistemas de neurotransmisores involucrados en el control del ciclo sueño-vigilia y el alerta.

Por el momento, se cuenta con el modafinil, fármaco (no anfetamina) que actúa estimulando neuronas y receptores de hipocretina/orexin y otras poblaciones neuronales del hipotálamo, las que a su vez activan los sistemas cerebrales del alerta.

Sin embargo, hay que mejorar este medicamento pues actúa por períodos cortos y produce ansiedad e insomnio.

En la actualidad, existe la certeza de que ha comenzado una nueva era en el tratamiento de la narcolepsia cuya cura definitiva puede encontrarse en las dos primeras décadas del siglo XXI.