Síndrome del sueño insuficiente, un mal de hoy
Una cantidad de sueño apropiada es una condición fundamental para lograr una buena calidad de vida.
Estudios indican que muchos desórdenes primarios del sueño y dolencias médicas y psiquiátricas interfieren en el logro de un buen descanso; que el insomnio y otros trastornos del sueño son síntomas comunes de la depresión y que existe suficiente evidencia de que un insomnio pertinaz puede predisponer a muchos individuos a hacer una enfermedad psiquiátrica.
Así lo señaló una investigación basada en cuestionarios contestados entre 1981 y 1990 por 12.423 sujetos entre 33 y 60 años.
Los datos indicaron que cuando se reducen los períodos de sueño en 1,2-1,5 horas en una sola noche, se reduce la alerta diurna en casi 32%, según mediciones realizadas con el test de latencias múltiples MSLT. Este examen entrega los datos más objetivos cuando se mide el grado de somnolencia diurna de un paciente.
Algunos estudios señalan que en un tercio de la población adulta normal existe una significativa pérdida o reducción del período del sueño.
Descripción y prevalencia
La restricción del sueño voluntaria se clasifica como síndrome del sueño insuficiente, desorden que ocurre en un individuo quien en forma persistente no logra obtener la cantidad de sueño necesaria requerida para tener un alerta normal en su etapa de vigilia.
La prevalencia del síndrome del sueño insuficiente en la población general es desconocida, pero este desorden se diagnostica en aproximadamente un 2% de los pacientes que recurren a los servicios de los laboratorios de sueño.
Estudios y resultados
Existen pocos estudios de población que avalen esta falta de sueño o sueño insuficiente.
Sin embargo, en una investigación realizada por medio de cuestionarios por Broman y colaboradores, con 600 sujetos entre 20 y 64 años, se encontró que un 12% de los encuestados decía tener un sueño insuficiente, mientras que la mitad de ellos manifestaba tener dificultades para dormir.
Otro estudio, realizado sobre la base de cuestionarios realizado en Finlandia, encontró una prevalencia aún más alta: un 36% de los 3.300 sujetos entre 24-65 años sometidos al cuestionario dijo tener sueño insuficiente. Este sueño está determinado como una diferencia de una hora o más entre los informes subjetivos de los sujetos sobre la necesidad de sueño y su longitud real. Se estima que ocurre en una quinta parte de la población general de edad media.
El sueño insuficiente resultó mucho más común en las mujeres que en los hombres. Una frecuente somnolencia diurna y un insomnio frecuente se encontraban entre las tres variables que se asociaban positivamente al sueño insuficiente entre los dos géneros (hombres y mujeres). Los sujetos que no trabajaban sufrían con menos frecuencia de sueño insuficiente que los trabajadores.
De este modo, el sueño insuficiente parece ser una condición de larga data en una gran cantidad de la población.
Crece el interés
La conciencia sobre el sueño insuficiente ha aumentado, considerando que las dificultades para dormir son frecuentes en un tercio de la población general que sufre de insomnio transitorio y una décima parte que padece de insomnio crónico.
En un estudio realizado con una muestra de población sueca entre 30-65 años, un 28% de las mujeres y un 21% de los hombres confesaron dormir muy poco, pero sólo un tercio de ellos dijo tener síntomas concomitantes que sugerían que padecían de insomnio.
En una encuesta telefónica realizada en Australia, un 28% de los sujetos informó tener sueño insuficiente y alrededor de tres cuartas partes de estas personas relacionaba esta falta de sueño a factores externos.
Se dice que el sueño insuficiente disminuye con la edad, pero por otro lado, en una medición de población entre 50-65 años, alrededor de un tercio de los sujetos reportó no dormir lo suficiente.
En el estudio finlandés la edad jugó un papel preponderante, se encontró que el sueño insuficiente era más común en la población más joven, en ambos sexos.
En tanto, un estudio de cuestionario realizado en Suecia en una muestra de población entre 20-64 años mostró un sueño insuficiente persistente en un 12% por ciento de los sujetos. La mitad de los encuestados que padecía un sueño insuficiente persistente también reportó dificultades para dormir.
En general, las causas más importantes de la carencia del sueño fueron factores relacionados con el trabajo. Y simplemente “poco tiempo para dormir”.
Como consecuencias del sueño insuficiente, los sujetos reportaron fatiga relacionada con el área cognitiva conductual, somnolencia diurna, dolores de cabeza y ánimo decaído. Otros estudios realizados en Finlandia han llegado a las mismas conclusiones.
La asociación con “sueño insuficiente causado por motivos de trabajo” se debía a extensas jornadas laborales.
Hacia la comprensión de este conflicto
Así, encontramos que, con frecuencia, las personas no pueden satisfacer sus necesidades de sueño por condiciones de la vida laboral.
El sueño insuficiente se asocia con el riesgo de adquirir por la falta de sueño enfermedades psiquiátricas y otros desórdenes, asimismo, con aguda somnolencia diurna lo que aumenta el riesgo de accidentes laborales y de tránsito.
En tanto, jornadas de trabajo muy largas arriesgan la salud de la población de edad mediana. Por tanto, se debería considerar en todos los chequeos médicos de las personas que trabajan si el paciente duerme lo suficiente.
Resumen extractado de trabajo publicado en revista Sleep. Vol 24, Nº4, págs. 392-406. 2001.
Trabajo de Christer Hublin, MD, PhD; Jaakko Kaprio, MD, PhD; Markku Partinen, MD PhD; Markko Koskenvuo, MD, PhD. Universidad de Helsinsky, Universidad de Oula y Hospital de Helsinsky.