Sueño y depresión
En Chile, la depresión es una de las afecciones mentales de mayor prevalencia. Y entre los problemas asociados a esta alteración psiquiátrica pueden estar los trastornos del sueño.
En algunos pacientes con este tipo de desórdenes, el problema puede estimarse como un sueño de mala calidad que produce no sólo fatiga y/o somnolencia diurna, sino también melancolía y sensaciones depresivas. En otros, ocurre lo opuesto.
Una depresión puede incidir en la cantidad y calidad del sueño: puede que la persona duerma mucho o muy poco. Ambas apreciaciones pueden ser correctas, pues dormir mal puede afectar el ánimo y un ánimo decaído puede incidir en el sueño.
Sueño y ánimo
Es muy importante determinar si uno u otro factor (sueño o ánimo) inciden en provocar un problema de salud.
Por ejemplo, en la apnea obstructiva del sueño -alteración respiratoria relacionada con fuertes ronquidos- el paciente despierta varias veces por noche. Debido a estos despertares tan frecuentes, ocasionados por dificultades respiratorias, el individuo no logra obtener un descanso reparador. La fatiga constante baja los niveles de energía vital y algunas veces conduce a desarrollar depresión.
Cuando la apnea se trata con un aparato llamado C-PAP (que permite respirar mejor al paciente), las energías vitales se incrementan; pero subsiste el ánimo decaído. En este caso, la causa de esta alteración del ánimo es la apnea que conduce al paciente a hacer una depresión que debe tratarse.
Otra alteración del sueño muy común es el insomnio, es decir, tener problemas para quedarse dormido o mantener el sueño, sin interrupciones, toda la noche.
Cuando un insomne se queja de despertar sin poder retomar su sueño, la causa raíz del trastorno puede ser una depresión. Por motivos aún no muy explicados, la depresión tiene como uno de sus síntomas principales un estado de alerta de madrugada y la incapacidad del paciente para volver a dormirse.
El tratamiento, en este caso, debe centrarse en la alteración del ánimo. Cuando la terapia anti depresiva es exitosa, los problemas de sueño desaparecen.
Otras relaciones
Ejemplos como los anteriores ilustran las relaciones existentes entre depresión y dos alteraciones del sueño muy comunes, la apnea obstructiva y el insomnio.
Sin embargo, existen otros desórdenes del sueño, como el síndrome de las piernas inquietas y el movimiento periódico de las piernas (que producen sensaciones de inquietud en las extremidades inferiores cuando la persona está despierta o saltos de sus músculos cuando duerme), que pueden interrumpir el sueño hasta el extremo de producir fatiga diurna y/o somnolencia.
El paciente puede sentirse muy agotado al despertar por la mañana y con un gran cansancio durante todo el día. Cuando se agotan las reservas de energía vital, se pavimenta el camino a una depresión.
En algunos casos, es conveniente tratar simultáneamente la depresión y el trastorno del sueño, ya que ambos contribuyen a deteriorar la salud. Incluso, para el mismo paciente es más adecuado el controlar conjuntamente ambas alteraciones.
El tratamiento incluye terapia cognitiva conductual que entrena al paciente para enfrentar con técnicas adecuadas sus dificultades para quedarse dormido y, asimismo, cómo manejar sus sentimientos depresivos.
La farmacoterapia es, asimismo, muy eficaz en la depresión. Algunos medicamentos antidepresivos tienen como efecto colateral positivo el promover un sueño de buena calidad.
Cuándo consultar
En casos de depresión e insomnio es conveniente recurrir a un especialista en sueño para que apoye la terapia del experto en salud mental.
El especialista en sueño solicitará al paciente someterse a un laboratorio de sueño para efectuar una polisomnografía, examen que entrega antecedentes certeros para elaborar un diagnóstico.
Los pacientes depresivos muestran patrones de sueño anormales y este conocimiento ayuda enormemente a la precisión del diagnóstico.
Cuando un adulto de 30 a 40 años se queja de dificultades para conciliar el sueño, por ejemplo, su problema podría ser una posible depresión como enfermedad de base. En tanto, en un paciente mayor de 40 años que se duerme con facilidad pero presenta problemas en la mantención y se queja de despertares en horas de la madrugada, la depresión puede ser la enfermedad base que está causando su problema de sueño.
Buenos hábitos
Más allá de las relaciones entre sueño y depresión y sus aproximaciones terapéuticas, la calidad del dormir siempre se puede optimizar siguiendo las reglas de higiene del sueño.
Estos son consejos sobre hábitos y conductas que ayudan a lograr una noche de sueño óptimo.
- Mantenga un horario regular para levantarse y acostarse durante toda la semana.
- Utilice su dormitorio sólo como un lugar de reposo, relajación y sólo para dormir. No se lleve trabajo para hacerlo en cama. Permanecer con la mente muy activa y acostado durante mucho tiempo impide conciliar el sueño.
- Acuéstese sólo cuando se sienta muy soñoliento.
- Establezca rituales de relajación antes de irse a dormir, como un buen baño de tina caliente y una comida liviana o unos minutos de lectura.
- Haga ejercicio en forma regular.
- Evite la ingesta de cafeína en horas de la tarde (te, café, bebidas cola, cocoa, chocolate). También al alcohol y el cigarrillo, pues ambos interfieren con el logro de un buen sueño.